jueves, 4 de agosto de 2011

Las marcas pueden ser tan fuertes como los símbolos religiosos


Las marcas pueden ser tan fuertes con los símbolos religiosos para una persona: aumentan su autoestima y ayudan a autodefinirse socialmente.




Foto: Archivo Portafolio.co

La publicidad es una experiencia que se vive individualmente.


Indumentaria, calzado deportivo, bolsos, carros, perfumes, bebidas, teléfonos móviles, computadores…

El bombardeo publicitario para promocionar y vendernos infinidad de productos y servicios es permanente y nos llega a través de todos los medios: radio, televisión, prensa, Internet, el correo comercial y también el electrónico.

Según los expertos en psicología de la publicidad, cualquier anuncio publicitario, en el formato que sea, contiene, explícita o implícitamente, tres elementos: un producto o servicio, una marca o marcas, y unos atributos objetivos y subjetivos de la marca y del producto.

Su objetivo es dejar una ‘huella mental’ de estos y sus presuntos beneficios en quien lo percibe.

“La publicidad funciona gracias a la gran capacidad humana de asociar los estímulos del ambiente que nos rodea.

Los anuncios comerciales son una especie de ‘escuela’ en la cual las personas se convierten en ‘aprendices’ sobre la existencia de unos productos con una marca determinada y unas características particulares”, señala un informe del Grupo de Estudios en Ciencias del Comportamiento, de las universidades del Rosario y de los Andes.

Según los expertos, la exposición continuada o repetida de la publicidad contribuye a que los elementos mencionados (la marca, el producto o servicio y sus atributos) vayan creando la huella mental.

Otros estudiosos de la publicidad y la psicología van más allá, y no sólo equiparan la publicidad a una escuela, sino que la comparan con una auténtica iglesia.

De acuerdo con unos estudios efectuados por investigadores de Estados Unidos e Israel, las marcas de las compañías ejercen en las personas el mismo efecto que la religiosidad: aumentan la autoestima y ayudan a autodefinirse socialmente, con lo que podrían considerarse como el equivalente a una nueva religión.

Los logotipos en los computadores o en los bolsillos de las camisas, entre otros, producen el mismo efecto psicológico en quien los posee que un crucifijo o la estrella de David para las personas religiosas, según la investigación conjunta de la Universidad de Duke y la Escuela de Negocios Stern (EE. UU.) y la Universidad de Tel Aviv (Israel).

Para las personas que no son profundamente religiosas, las marcas visibles de las firmas comerciales serían una forma de auto expresarse y un símbolo de autoestima, de manera análoga a lo que son las expresiones simbólicas religiosas para la gente creyente, según el estudio, que recoge la revista electrónica Tendencias 21.

Según uno de los autores, el profesor de mercadeo y psicología Gavan Fitzsimons, de la Escuela de negocios de la Universidad de Duke, “la gente muy religiosa no está necesariamente tan atenta a las marcas como la no religiosas”.

LA MENTE TIENE SU PROPIO MAPA DE RELACIONES

El grupo de Estudios en Ciencias del Comportamiento de las universidades del Rosario y de Los Andes afirma que la psicología de la publicidad va más allá de la imposición de marcas comerciales para su posterior consumo.

Así, asegura, la psicología de la publicidad no es un área de la psicología del consumidor, como se ha abordado hasta ahora.

Tradicionalmente, la intersección entre las psicología del consumidor y de la publicidad se basa en una teoría que explica la ‘huella mental’ que deja la publicidad en cada individuo.

Pero cuando se examina la publicidad desde la dimensión psicológica, el resultado puede ser muy distinto con respecto a la intención original para la cual fueron diseñados los anuncios publicitarios, señala.

Tomado de portafolio.co el 4 de agosto de 2011

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